14/01/2012

CATALÀ Genealogía de la visión compleja


CATALÀ DOMÉNECH, Josep M. La imagen compleja: la fenomenología de las imágenes en la era de la cultura visual. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona/Servei de Publicacions, 2005.

701.15 C355i


Cultura do texto Þ cultura da imagem Þ cultura visual

“ Las sociedades occidentales se han deslizado hacia un nuevo estado de su desarrollo epistémico, sin ser demasiado conscientes de lo que ello supone. No se trata de la célebre ´era de la imagem´ sobre la que tanto se ha hablado, especialmente de forma negativa durante los últimos decenios, sino de algo distinto que se ha dado en llamar ´cultura visual´. (...) el problema no reside tanto en el supuesto analfabetismo textual que pueda generar la nueva cultura, según se viene repitiendo, como en el profundo analfabetismo visual en que puede sumirse voluntariamente la cultura tradicional. Una cultura escindida en dos mitades antagónicas, una anclada en la nostalgia depresiva, la otra en la euforia inconsistente, no es la mejor receta para el futuro” (CATALÀ, 2005: 41)

“Pensar en la imagem era pensar en la estructura pictórica como emblema, era pensar en un objeto interpuesto entre el autor y su espectador (ambos considerados primordialmente de manera individualizada) (...) Todo ello se encuentra, repentinamente, fuera de lugar, puesto que la cultura visual trata de otra cosa. La cultura visual, sobre todo, no trata de imágenes como objetos de carácter distinto a los textos, a los que por lo tanto podría anular, superar, borrar. Si el concepto de imagem es el producto de una imaginación textual, los fenómenos pertenecientes a la cultura visual se han de ver obligados a redefinir en su seno el concepto y la función del texto. Esta es quizá la señal más destacada del cambio de paradigma. (...) la imagen ya no existe, existen en todo caso las imágenes, siempre en plural. O si queremos ser literales aún a costa de ser impreciso, podemos afirmar que existe lo visual como un conglomerado, práticamente sin límites, de percepciones, de recuerdos, de ideas, englobados en una ecología de lo visible” (CATALÀ, 2005: 43)

“las imágenes contemporáneas difícilmente se perciben de manera aisladas, ya sea porque ellas mismas se presentan conjuntamente, aunque pertenezan a territorios diversos, organizando constelaciones visuales como ocurre en la televisión, o porque nuestra mirada, que ha entrado en un régimen perceptivo peculiar, se encarga de agrupar unas imágenes con otras, como puede suceder quando paseamos por una ciudad. Ya no existen imágenes aisladas, ni siquiera están aisladas aquellas que fueron pensadas aisladamente, aquellas que petenecen a la época de la imagen cerrada. (...) la imagen abierta está constantemente proponiendo significados a través de nuevas conexiones: significados todo ellos válidos, estables en su particular momento.” (CATALÀ, 2005: 46-7)

“Walter Benjamin nos había informadao sobre la crucial transformación de la imagen en la era de la reproductibilidad técnica, cuando empezaron a proliferar las copias y la imagen perdió su aura (...) Pero asistimos en estos momentos a una transformación distinta porque lo que proliferan no son copias idénticas, sino versiones diferentes de una misma propuesta. (..) Por el contrario las versiones, por muy aisladas que surjan unas de otras, tienden todas ellas a la conexión, al establecimiento de una red, puesto que cada una de las versiones depende de todas las demás para confluir hacia un significado que nunca puede llegar a completarse, ni siquiera cuando se hace acopio de todas las versiones possibles, puesto que siempre quedarán nuevas versiones para hacer, nuevas interpretaciones (...) la proliferación de versiones que aparecen por todas partes en un movimiento que es a la vez radial y pluridimensional.” (CATALÀ, 2005: 47-8)

La realidad actual no puede ser otra que compleja, puesto que la simplicidad requiere una inocencia intelectual, cultural, epistemológica, ética y estética de la que las sociedades occidentales carecen en el presente momento histórico, sin que además nada parezca indicar un giro en la dirección contraria. Actualmente sólo se puede apelar a la simplicidad por ignorancia o por mala fé. (...) Vive, pues, el conocimiento contemporáneo bajo una condición trágica que le impide alcanzar esa fundamentación absoluta que han perseguido épocas más clásicas que la actual. Quizá sea éste el signo más expresivo del neobarroquismo de nuestra era que Omar Calabrese detectó en su momento a través de síntomas muy diversos (...[1]) Este barroquismo se caracterizaria por la búsqueda de la multiplicidad, inscrita en una situación inestáble, lo que daría lugar a representaciones básicamente in-concretas. (CATALÀ, 2005: 56-7)

(...) ante dos explicaciones de igual entidad, es la más compleja la que más tiende a ser verdadera, teniendo en cuenta que, en esta reconfiguración epistemológica, el concepto de tendencia es crucial. (...) Además, un tipo de reflexión que no sólo acepta los espacios problemáticos, sino que los utilizan de fuerça motriz para seguir avanzando puede ser considerada justamente barroca, puesto que adquiere características fractales – la idea de una reflexión que, en lugar de avançar de manera lineal, a través de encadenamientos de causa y efecto que se anulan mutuamente, lo hace diseminándose en una red siempre actual y actualizada, característica que, como indica Calabrese, foma parte de la sensibilidad neobarrooca en contraposición con la neocásica. (CATALÀ, 2005: 59)

Realidad, mirada y representación forman así una determinada ecologia que preoduce fenómenos incontrovertiblemente conplejos. (CATALÀ, 2005: 66)




[1] Omar Calabrese, La era neobarroca, Madrid, Cátedra, 1987

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